Desde el otro lado del mundo
De orillas del Mediterráneo llegó una mujer a Camagüey. Recorrió miles de kilómetros entre mares y tierras para mostrar su universo creativo en una ciudad que muchos desconocen en el tiempo y la geografía. Tomó el riesgo de acercarse a lo inusitado y vino a esta quinta edición del FIVAC con una obra en competencia.
Desde Túnez, Tobi Ayedadjou emprendió la travesía y trajo consigo el sitio que la marcó desde su nacimiento: Benin. En este último lugar había comenzado a pensar el arte, aunque para llegar a la pintura, la fotografía, el videoarte y la instalación, primero tuvo que estudiar una Maestría en Finanzas por complacer a sus padres.
“En Benin ser artista no es una profesión, no es respetado. Mis padres me exigieron que estudiara algo con prestigio en mi país y, después que terminé de estudiar, pude hacer lo que yo quise. Pasé un año y medio en el mundo de las finanzas pero mi vida no estaba completa, así que empecé en la pintura”.
Para seguir el camino del videoarte tuvo que dejar atrás Benin:
“Cuando me trasladé a Túnez fue que pude comenzar a trabajar como videoartista. La falta de material y el bajo nivel académico han afectado el desarrollo del videoarte en Benin. Allí casi todos los artistas son autodidactas porque no existe una buena formación académica.
“Como Cuba, somos un país subdesarrollado y la falta de materiales nos marca, a veces no contamos ni con una cámara ni un trípode. Lo mínimo que deberíamos tener no lo tenemos y por eso hay tan pocos artistas del videoarte en Benin. Quienes deciden optar por esta forma de expresión se marchan y luego regresan porque allá no pueden conocer el videoarte y experimentar”.
“Donde vivo ahora estamos formando un proyecto con un grupo de videoartistas y a partir del año que viene comenzaremos a promocionar y fomentar esta manifestación. Para mí es muy triste reconocer esa realidad en buena parte de África y por eso estamos realizando este proyecto”.
“Por el momento nos autofinanciamos y por eso no hemos podido hacer mucho. Tenemos un sitio en Internet donde cada tres meses mostramos los videoperformances y demás videocreaciones de africanos y extranjeros para así promocionarlos porque no contamos con ningún apoyo institucional.”
Tobi es una artista autodidacta, pero con un amplio sentido de la creación. Aunque se mueve por diversas manifestaciones, en el videoarte encuentra un significado completo: “El video, la fotografía, la instalación, son para mí como un proceso, y el videoarte lo consuma; expreso lo que no puedo con los otros medios, es como una culminación. Cuando yo pienso un videoarte tengo una pequeña historia en mi cabeza y la voy desarrollando. Es un medio donde puedo expresar todo lo que pienso y siento.”
Dentro de su labor creativa lleva el peso de su propia historia y el reflejo de la realidad que mira cada día. La situación de las mujeres en África es un asunto que la desvela y frente a la cual no puede callar, por eso decidió participar en el proyecto Laaroussa en Túnez.
Junto a las mujeres de una pequeña aldea de arraigado oficio alfarero, realizó una escultura instalativa a partir de cuentas cocidas al fuego por estas maestras del barro.
“En ese pueblo ellas son tratadas muy mal. En general las mujeres en África tienen un estatus muy por debajo del hombre y con este proyecto lo que quise reflejar fue precisamente eso, además la relación entre ellas, y también con los hombres, todo con un enfoque de género. Me interesa tratar estos temas porque en África la condición de la mujer es muy triste y trato con mi obra de plantear una reflexión.”
En busca de una conexión con sus tradiciones llegó también esta artista multifacética a Cuba. Con el FIVAC vio la posibilidad de descubrir los lazos yorubas que unen ambos países.
“Cuando leí sobre el FIVAC, me llamó la atención que era un evento internacional donde podía relacionarme con otros artistas, pero también llegué hasta aquí con el objetivo de conocer la similitud con la religión africana, específicamente con la yoruba. He leído sobre el tema y me motiva constatar realmente las tradiciones de Cuba y ver con mis propios ojos esa religión.”
Antes de salir de Túnez pensó en la forma de contribuir a promocionar el FIVAC para atraer a otros artistas interesados en el videoarte, pero que desconocen la existencia de este festival. Por eso quizá en estos días usted la ha visto sumida en registrar entrevistas, conferencias y las muestras en las plazas.
Desde el otro lado del mundo, una mujer sueña y piensa el videoarte. En su afán por descubrir otras poéticas viaja miles de kilómetros y le enseña a los más ortodoxos que no siempre hace falta la academia para hacer arte. Tobi es autodidacta, pero lleva la creación como condición humana, por eso no hay barreras para su imaginación.
Por: Susana Vázquez Vidal, Equipo del Festival Internacional de Videoarte de Camagüey.
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