29/4/13









Alan: el hombre de la cámara

Mucho antes de que los hermanos Lumière construyeran el cinematógrafo, ya algunas personas soñaban con reflejar su día a día en imágenes. El cine abrió una puerta, pero los primeros equipos eran demasiado caros y pesados como para traerlos todo el tiempo encima. El progresivo avance tecnológico comenzó a allanar el sueño y así la gente que pudo, comenzó a comprar cámaras más ligeras, no solo con fines artísticos sino también para dejar grabada su historia personal.

Kwan Tsz Wai Alan es un videoartista chino que construye su obra a partir de las experiencias personales que vive cotidianamente. Su creación juega con la documentación de la realidad a partir de su mirada reflexiva: "para mí el verdadero drama no está en una película sino en la vida diaria".

Para realizar sus videos construyó hace dos años una pequeña cámara que acopla a sus espejuelos y así, mientras desarrolla sus rutinas, registra lo que ocurre a su alrededor. Desde entonces, este dispositivo pasó a ser una extensión de su cuerpo.

"Grabo lo que veo y escucho cada día y lo edito. No es como tal una narrativa con personajes, sino más bien son pequeños video-diarios de tres o cinco minutos. Estoy creando una compañía en Hong Kong para transformar esta cámara con un software y comercializarlo. Es una manera más espontánea de realizar el cine".

Alan, como suele presentarse en el FIVAC, estudió Arte de los Medios en School of Creative Media, y construye sus dispositivos sin formación académica en electrónica. 

"En vez de dedicarme al cine de manera tradicional traté de buscar nuevas maneras, de inventar dispositivos para hacer mi obra. Para cambiar esta forma de ver el cine como institución, primero tuve que aprender programación y electrónica y así tener el conocimiento para inventar hardware y no solo enfocarme en el contenido sino también en el dispositivo".

Kwan Tsz Wai Alan creó un proyecto de videojuego interactivo (aún en desarrollo) que representa su mente y en el que los jugadores pueden acceder y manipular las imágenes tomadas por él durante el día. "Las personas pueden utilizar un controlador para navegar en el videojuego. Es como si el jugador caminara dentro de mi mente. Las grabaciones que realizo las almaceno en diferentes casas. Cada noche descargo imágenes nuevas para incrementar estos recuerdos".
 
Por supuesto que el entorno del que proviene este videoartista, influye en su manera de crear. Al respecto Alan comentó: "En China el arte y el videoarte, específicamente en años recientes, se ha convertido en algo popular. Los videoartes se venden en precios muy altos y los coleccionistas de arte se interesan en esta manifestación, lo cual motiva a muchos artistas reconocidos a trabajar en la estética del video".

El FIVAC le propició a este joven otra visión de la relación entre la electrónica y la videocreación. Desde este punto de la geografía  cubana, pudo profundizar e intercambiar sus conocimientos de videoarte.

"No esperaba encontrarme con personas que trabajan campos similares a los míos, como es el caso de la Universidad Carnegie Mellon. El festival está muy organizado y también es una buena oportunidad para encontrarme con videoartistas de diferentes lugares porque cuando voy a otros certámenes, por ejemplo en Japón o en Australia, solo me encuentro a personas de esos países".

Con su mini cámara portátil, este joven asiático busca inspiración en lo que para muchos parece trivial: las experiencias personales. Los hermanos Lumière con el enorme cinematógrafo registraron lo cotidiano, ahora Alan sigue los pasos de aquellos franceses, pero desde la videocreación. Como el hombre de la cámara de Dziga Vértov, Alan llega casi un siglo después para registrar a través de sus ojos, desde una estética diferente, la vida misma.   

Por: Susana Vázquez Vidal / Equipo de Festival Internacional de Videoarte de Camagüey.

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