6/3/13



Larga vida al video-arte. 


Por: Yanelis Abreu.

En la ciudad de Camagüey, a 500 kilómetros de La Habana, fructificó en el 2008 una buena idea: la celebración de un Festival Internacional de Video-Arte para promocionar y discutir sobre este género.

El evento respondió en su inicio a las necesidades creativas de un grupo importante de artistas jóvenes de la localidad, inspirados en las tendencias y prácticas artísticas más contemporáneas a nivel internacional. Uno de los mayores aciertos del Festival fue el vínculo que estableció entre los artistas que cultivan la manifestación en Cuba. También que consiguiera una relación directa con los habitantes de la ciudad, al trasladar acciones y proyecciones a espacios públicos.

La iniciativa rebasó el período del Festival y mantuvo una programación de proyecciones públicas todo el año, tanto en la ciudad como en otras sedes con muestras itinerantes. Auspiciado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO, prevé importantes cambios estructurales que aseguran el éxito de la segunda edición.

Sobre las particularidades del próximo encuentro y las futuras variaciones, comentó a Cubahora Jorge Luis Santana, director del Festival Internacional de Video-Arte de Camagüey.

— ¿Entre tantos festivales de video arte en el mundo, cuál es la particularidad del que se organiza en Camagüey?

— Todos los Festivales consagrados a este género en el mundo poseen características propias del contexto en que se desarrollan. Muchos no son competitivos, otros buscan más la relación con el mercado para este tipo de obras. Están también los que, como el nuestro, establecen una mayor inserción social al realizar casi en su totalidad proyecciones públicas en espacios abiertos, pero una característica general es que poseen una gran disponibilidad tecnológica, algo fundamental para este tipo de evento.

"Por nuestra parte, pretendemos que el Festival Internacional de Video-Arte de Camagüey recoja las mejores experiencias internacionales y las que emanen de nuestro contexto particular.

"Otra de las particularidades es la gran importancia que se le da al debate en los encuentros teóricos, así como la idea de privilegiar un espacio para el intercambio diáfano de experiencias entre los artistas, los invitados y el público interesado. Este aspecto nos parece esencial para aprovechar al máximo durante el Festival las experiencias y posibilidades de colaboración entre los artistas cubanos e internacionales invitados al mismo".

— ¿Qué objetivos particulares se proponen para la segunda edición?

—La pasada edición constituyó una muestra nacional, con participación internacional no competitiva. Artistas de nueve países nos enviaron sus obras pero no intervinieron directamente en el evento. Las obras recibidas fueron solo videos monocanales, registros digitales en formato DVD de fácil envío por correo postal.

"Muchos aspectos cambian radicalmente en esta segunda edición, ya que la convocatoria es internacional y por lo tanto pueden ser invitados a nuestro país artistas y curadores de cualquier parte del mundo, interesados en participar directamente en el evento, en sus secciones teóricas, en los intercambios con el público.

"Se amplían las bases de participación, al incluir el género de video danza y la aceptación de propuestas a los artistas que incursionen en la música electrónica vinculada a la experimentación visual. La variación modifica sustancialmente la naturaleza de las propuestas al introducir la posibilidad de concretar obras instalativas, performáticas, etc.

"Este año el Festival será competitivo, por lo que se introduce el aspecto de invitados que participen como jurados. Le hemos dado importancia a la búsqueda de premios con el fin de aportar financiamiento a nuevas producciones de estas obras, elemento vital para incentivar y apoyar la progresión del género muy costoso".

—Próxima a vencerse la convocatoria en agosto, ¿cuáles son las mayores expectativas de sus organizadores?

—Hay grandes expectativas en cuanto al poder de convocatoria que está creando el Festival, tanto a nivel internacional como nacional. Este es un aspecto de mucho interés en el que está haciendo énfasis el Comité Organizador. Pretendemos contar con una participación y representación de artistas de toda Cuba, para poseer una visión mucho más abarcadora y descubrir tendencias generales que incluyan a todo el país.

"En cuanto a la participación internacional, se ha trazado una intensa acción de divulgación a través de los medios nacionales e Internet. Como resultado, diversas instituciones, galerías especializadas, festivales, colectivos artísticos, curadores independientes y artistas de diversos países han estado confirmando su participación a lo largo de los primeros meses del año. Consideramos esto un buen augurio de lo que será el Festival Internacional de video arte de Camagüey".

—A partir de la muestra anterior, ¿se pueden definir peculiaridades en la creación cubana?

—En la pasada muestra se recibieron 115 obras en total. 59 de ellas fueron seleccionadas, en las que participaban 35 videoartistas cubanos. Ocho artistas eran de La Habana; uno, de Santa Clara y 26 de Camagüey. Al analizar esta composición se puede sacar como conclusión evidente que a la convocatoria le faltó alcance nacional en su primera edición. Como no se logró llegar a todos los videoartistas de Cuba, se hace difícil definir peculiaridades generales.

"Este Festival tiene el reto de reunir cada vez un mayor número de artistas nacionales. Y al contar con una mayor referencia, se podrán analizar las características de las producciones de diferentes regiones del país. No queremos repetir el mismo error que la mayoría de las curadurías y análisis planteados en la actualidad, sobre todo en la capital, donde se ignora este hecho y se omiten artistas, grupos, tendencias o se totalizan particularidades que no son aplicables a toda la producción contemporánea del resto del país".

Hay que tener mucho cuidado al valorar este tipo de obras, con un soporte tecnológico de "fácil" acceso a otros públicos y que no dependen tanto de la institución arte para su materialización, porque desde cualquier lugar de nuestra geografía se puede estar accediendo directamente a circuitos especializados de festivales, proyectos y curadurías internacionales.

Determinar en la actualidad cuáles son las características generales del videoarte contemporáneo cubano es muy complejo, relativo y contradictorio. En las condiciones actuales no conocemos de un estudio profundo que refleje toda su historia en el país.

Esperemos que esta segunda edición pueda ayudar a los especialistas, críticos y curadores a tomarle el pulso al género teniendo una referencia nacional, más amplia. Queremos que el surgimiento y consolidación del propio festival contribuya y estimule la creación de estos estudios en el futuro.

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Fuente: EXCLUSIVO, 11/08/09

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