8/2/21

A las puertas del 9no FIVAC

 

 


Cuando el 29 de abril de 2019 clausurábamos la 8.a edición FIVAC, ninguno de nosotros pudo imaginar, ni siquiera sospechar remotamente, que la certeza del reencuentro bienal se diluiría en unas circunstancias tan caóticas como inverosímiles. El año terminaba con las primeras noticias de un verdugo raro que se apoderaba de los confines asiáticos y el 2020 comenzaba, además de con todas las ojerizas por ser bisiesto, con el inexplicable colapso sanitario de la vieja Europa. El salto a América fue solo cuestión de tiempo, y hasta hoy las estadísticas siguen siendo expresión de un planeta con tantas fracturas y dislocaciones que alarman. La pandemia provocada por el SARS-CoV 2 ha desnudado, una vez más, no solo la fragilidad y vulnerabilidad de los seres humanos sino la inviabilidad sistémica de una arquitectura ideológica obsoleta, egolátrica y corrompida. Pero ese es tema para otra ocasión.

Hoy, cuando van faltando casi 50 días para la inauguración de la novena edición, nos hemos cuestionado casi todo, incluso la propia pertinencia de una celebración. Sin embargo, hemos decidido apostar por la experiencia de colocarnos en un escenario de contingencia, en un escenario percutor de todas las inteligencias posibles en aras de una nueva mise-en-scène, acaso menos cálida pero igual de imprescindible en tiempos en los que la mayoría de las compensaciones se amontonan en una larga lista de espera. Hoy queremos hacer FIVAC porque sigue existiendo el propósito inicial que nos impulsó, pero también porque abandonar —siempre más fácil— hubiera sido renunciar a la posibilidad de ser, de alguna manera, una reacción, un ademán de inconformidad, una disensión con lo improbable. Sabemos de antemano todo lo que nos faltará, todo lo que extrañaremos, pero necesitamos confiar en que los agradecimientos y provechos finales estarán, tal cual han estado por más de una década de trabajo ininterrumpido.

Más de un centenar de artistas proveniente hasta ahora de 32 países ya han inscrito sus obras para la próxima edición, mientras que otros profesionales —curadores, críticos, investigadores, galeristas— han enviado sus propuestas para las sesiones teóricas. Tanto para la inscripción de obras como para la inscripción de intervenciones, el plazo de admisión cierra el próximo 14 de febrero y las decisiones de los respectivos Comité de Selección y Comité Académico se darán a conocer en los días subsiguientes a esta fecha. Si fueras de las personas que han convertido este impasse en acicate para la creación más que en desaliento para las ideas, no permitas que la imposibilidad de juntarnos le gane a la posibilidad de concordar, de construir, independientemente de las distancias obligatorias instauradas.

Pronosticar los posibles entornos para la novena edición no es nuestra verdadera prioridad. Estas se definen en otros derroteros; se perfilan no desde las adivinaciones sino desde las certezas fundamentales de la acción mínima y persistente. Sabemos, y de alguna manera nos asusta, pero no nos paraliza, que FIVAC no volverá a ser el mismo, como tampoco lo seremos nosotros. Internet, ese poderoso ecosistema global, llegó a Cuba con varios lustros de retraso, pero los de la isla nunca hemos sido pusilánimes para enfrentar lo desconocido. Las redes sociales, las plataformas interactivas, la conectividad y virtualidad casi infinitas de estos días serán nuestros aliados, pero no los únicos ni los mejores. Deberán compartir su protagonismo con hombres y mujeres reales, con el poder sugestivo de la creatividad, con la capacidad y la posibilidad de pensar responsablemente. Sabemos desde McLuhan que los medios no son ajenos al mensaje, sino que lo condicionan y, en algunos casos, lo determinan. Pero, más allá de aquellas sentencias lo más importante debe seguir siendo el ser humano y sus maneras para apropiarse del mundo. FIVAC es eso: una manera humana de apropiación del mundo y a esa experiencia te invitamos.

 

Comité Organizador

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