En esta ocasión, FIVAC reúne un total de 21 obras provenientes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Desde la creación de este grupo mucho se ha comentado sobre la trascendencia de sus respectivas economías emergentes y el rol que desempeñan en el complejo y caótico panorama internacional actual. Sin embargo, en nuestro caso, más que economías emergentes significan modos diferentes de concebir la imagen, lejos de estandarizaciones que han venido asentándose en la producción de videoarte.
Desde las osadías de Nam June Paik hasta la fecha, los videoartistas -sobre todo de Estados Unidos y de Europa Occidental- han ido estructurando la gramática audiovisual de este particular género artístico, y en esta estructuración se han ido sedimentando paulatinamente determinados esquemas que apuntan hacia el establecimiento de un lenguaje particular de la videocreación. Es decir, de alguna manera, el lenguaje de la videocreación ha ido estableciendo ciertos axiomas (o cánones) recurrentes y casi de obligatorio cumplimiento que posibilitan la identificación "tipológica" del género, por lo que no estamos lejos de la estandarización del género.
Los países de la periferia -y sé de la ambigüedad de continuar hablando de periferias en ambientes aparentemente tan globales- han logrado permanecer al margen de estas influencias y, en consecuencia, conservan maneras muy particulares de asumir el hecho creativo. Es obvio que estas maneras particulares no garantiza la valía de la obra pero, al menos, nos dejan la opción de constatar otras aproximaciones a realidades distantes.
De los cinco países reunidos en esta muestra es Brasil, sin dudas, el más cercano, no solo geográficamente sino, sobre todo, culturalmente por lo que la recepción de sus obras encuentra en nosotros referentes propicios para su interpretación. Obras tales como Upward movility, Deu no journal o Identidades discurren sobre horizontes de interpretación convergentes. Sin embargo, obras como Dandakaranya The jungle of punishment, de la India
Por su parte, Inside the White cube, de la notable videoartista rusa Olga Kisseleva propone la presentación de una dicotomía funcional dada en una misma persona que a la vez que estudia y se prepara para ser artista, se desempeña como veladora de sala en un importante centro cultural de Moscú. "Si no puede estar en el arte, al menos estar cerca de él", son palabras de este personaje que nos conduce a partir de un agudo soliloquio.
Por segunda ocasión, el Festival Internacional de Videoarte de Camagüey organiza una muestra dedicada a la videocreación BRICS y esta seguramente no será la última. En cada uno de estos países hay muchas maneras de decir y muchas realidades para ser dichas. El proyecto curatorial de hoy es evidencia de ello.
Por: Teresa Bustillo
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