28/6/16

FIVAC a tiempo







Cro, nos y otros tiempos

¿Qué es el tiempo? ¿Cómo podemos demostrar su existencia? ¿Hasta dónde vivimos un tiempo nunca antes vivido y que no volveremos a vivir? Si sentimos que el tiempo se acaba, ¿realmente se acaba? ¿Qué necesitamos del tiempo, además de su existencia? ¿Los dadaístas también lo habrán negado?

De estas preguntas, más que sus respuestas, me interesa la perturbadora fascinación que me provoca percibirme atada, contenida, manipulada por una noción que aparentemente cabe en una caja con manillas pero que, en sensu stricto, me (nos) desborda y solo el Infinito pareciera servirle de sinónimo.

El arte es también un poco así. Los teóricos, críticos, curadores, estetas, profesores nos empeñamos en arrancarle las entrañas, so pretexto de entenderlo, sin percatarnos de que al final el mejor saldo conseguido no pasa de ser un pacto con nosotros mismos, y que el arte sigue siendo y existiendo más allá de nuestras precarias y rudimentales posibilidades de elucidación.

¿Qué esperar entonces del maridaje inclemente del arte y el tiempo? ¿Cómo asir “las alas impalpables de la luz rota” sin trocar el gesto en el ademán grotesco que no pretende ser? ¿Quiénes se atreverían a remedar a Pandora y desatar los maleficios de un encuentro proscrito por las leyes de los hombres? Esos espíritus viriles, iconoclastas, temerarios son los artistas.

Cro, nos y otros tiempos solo quiere inquietar a los quietos y comulgar con la inquietud de quienes procuran, una y otra vez, indagar, advertir, incluso subvertir, con la irreverencia de quien no teme y con la modestia de quien no sabe cuánto le debemos.

En términos morfológicos, la muestra es intencionalmente heterogénea. Hay obras europeas, asiáticas, americanas -tanto del Norte como del Sur, que también ya es un Norte- y cubanas; y como si la diversidad geográfica no fuera suficiente, he seleccionado obras a través de las cuales pueda estructurarse un caleidoscopio audiovisual sinonímico de la pluralidad discursiva que vivencia la videocreación contemporánea.

Loop Loop es un experimento visual sumamente virtuoso en el cual su autor, a través de un sentido muy expresivo de la edición, obtiene un collage de imágenes que pasa caprichosamente y fuera del alcance de nuestra voluntad, a una velocidad que juega con la posibilidad de hacer perceptible o no la realidad. ¿Es el tiempo el que se adelanta y regresa? ¿Es la realidad resultado de esa percepción defectuosa e incompleta? Loop Loop no responde; solo pregunta. Por su parte, Parallel muestra un circunloquio inteligente en el que la belleza del lenguaje suaviza la severidad de las ideas. Con un singular tratamiento visual, el artista nos tienta a dudar junto con él sobre los límites entre la realidad y su representación, sobre la (im)posibilidad de la ubicuidad y sobre la constante paranoia existencial del ser humano. En el caso de Retrato de Familia estamos en presencia de una obra mínima e intensa a la vez, que discurre a través de las huellas del tiempo -y de todo- en una familia: los que se van, los que se van y regresan, los que persisten, los que nunca estuvieron, mientras que Avanzar es un problema perceptivo nos devela el carácter ilusorio del movimiento.

Rebirth y Winter, Car Crash juegan con una de las dimensiones más escurridizas en el tiempo: la edad de los hombres. El primero, con referentes explícitamente escatológicos, muestra los desgarramientos fisiológicos y psicológicos que implica nacer, que implica el advenimiento de la vida, con la única diferencia de que quien nace es un adulto y lo suponemos consciente el episodio que vive. La segunda obra apela a un lirismo mucho más confortable con el cual la finitud del camino no se traduce en angustia. Por último hago mención a…And while we are on the air, Lo que falta se lo llevó el viento y Fast Forward. Estas tres obras se burlan descaradamente de los convencionalismos del tiempo o, mejor dicho, de nuestros convencionalismos para entender el tiempo.

En fin, que Cro, nos y otros tiempos es sobre todo un pretexto para preguntar más que para responder; para sospechar más que para afirmar; para los paréntesis más que para las historias oficiales. Que Cronos nos perdone, y el tiempo nos permita olvidar tamaña herejía.

Teresa Bustillo Martínez

Relación de obras por muestras

Muestra 1
Retrato de familia, 13’50’’
Alejandro Calzada Miranda, Cuba

- Memoria perdida, 2’20’’
Felipe Barros, Brasil

Muestra 2
- Rebirth, 6’42’’
Andreas Mares, Austria

- Winter, Car Crash, 3´47´´
Andrés Maloberti, María Lacasa Anguinaga, España

Muestra 3
- Parallel, 7’44’’
Owen Erick Wood, Canadá

- Trains de vie, 3’19’’
Sebastien Pesot, Canadá

- Outro tempo, mesmo tempo, 4’20’’
Angella Conte, Brasil

Muestra 4
- …And while we are on the air, 2’13’’
Paul Allsopp y Andy Weir, Reino Unido

- Lo que falta se lo llevó el viento, 3’05’’
Pablo Domínguez Sánchez, España

- Flash Forward, 10´31’’
Arturo Infante, Cuba

Muestra 5
- Loop-Loop, 5’13’’
Patrick Bergueron, Canadá

- Focus-Pocus Videoparadox, 3’13’’
Albert Aleksanteri Laine, Finlandia

- Skycrapers, Zombie2, 2’0’’
Dmitry Bulnygin, Rusia

Cron, us and other times

What is time? How can we attest to its existence? How long will we live a time we have never lived before and we shall never live again? When we feel that time is over, is it really over? What do we need from time, besides its mere existence? Would the Dadaists negate time as well?
What interests me about these questions is not the answers; but the disquieting fascination of feeling myself bounded, restrained, manipulated by a notion that fits in a box with handles. A notion that –in its strictest sense- overwhelms me (us), and it’s seemingly synonymous with the Infinite.
Art is a lot like that. Theorists, critics, curators, aesthetes, and teachers strive to unravel it, on the pretext of understanding it; unaware that the best we can get from it, is a pact with ourselves, and the certainty that art exists and will continue to existing beyond our meager and basic capabilities of elucidating it.
What to expect, then, from the inclement merger between art and time? How to seize the imperceptible wings of the broken light without turning the gesture into a grotesque action? Who would dare impersonate Pandora and unleash the evils of an encounter that has been proscribed by mortals? Those virile, iconoclast, dauntless spirits are the artists.
Cron, us and other times merely intends to unsettle the soothing spirits, and share its restlessness with those who try- time after time- to seek out, to warn, to even subvert with the irreverence of the fearless and with the modesty of those that are unaware of how much we owe them.
Morphologically, the exhibition is intentionally diverse. There are European, Asian, American- from the north, and from the south, which is also our lead- and Cuban artworks. And if this geographical heterogeneity wasn´t enough, I´ve selected artworks that conform an audiovisual kaleidoscope that resembles the discourse plurality of contemporary video art.
Loop Loop is a highly virtuosic visual experiment through which the author presents, by means of a very expressive edition, a collage of imagery that passes before us -capriciously and beyond our will- at a speed that plays with the possibility of making us –or not- perceive our reality. Is it time that fast-forwards and rewinds? Is reality the result of that incomplete and imperfect perception? Loop Loop has no answers; it only queries. On the other hand, Parallel displays a keen circumlocution in which the beauty of the visual language softens the harshness of the artistic concept. The artist entices us – with a peculiar visual treatment- to join him into questioning the boundaries between the reality and its representation, the (im)possibility of ubiquity, and the endless existential paranoia of human beings. Retrato de Familia is a minimal and intense artwork that portrays the traces of time- and of everything- in a family: those who depart, those who depart and return, those who remain, those who have never been. Avanzar es un problema perceptivo reveals the deception within the motion.
Rebirth and Winter, Car Crash play with one of the slipperiest time dimensions: human aging. The former represents – by means of explicitly scatological referents- the physiological and psychological agony of being born, of coming to life. This birth is experienced by a grown-up who is seemingly aware of the event. The latter, displays a much more comforting lyricism through which it is evident that the finiteness of the journey does not lead to anguish. And finally, …And while we are on the air, Lo que falta se lo llevó el viento and Fast Forward. These three artwoks openly mock time conventionalities…or rather, our conventionalities to elucidate time.
All in all, Cron, us and other times is, above all, an excuse to inquire rather than answer; to suspect rather than assert, a side story within the main plot. May Cronus forgive us, and may time erase such a heresy from our memories.
Teresa Bustillo Martínez